Brillante y elegante en todas las circunstancias, el blanco no funciona a medias tintas y requiere un mantenimiento impecable. Para preservar su precioso brillo, aquí hay algunos consejos para un mantenimiento de alto nivel que limita su impacto en el planeta.
El «spot cleaning» o lavado con pequeños toques, para las manchas mínimas
Para pequeñas imperfecciones y tejidos delicados, apostamos por un lavado a mano, solo en el perímetro de la superficie manchada. La oportunidad de omitir un lavado completo a máquina, a menudo codicioso en agua. En el caso de tejidos blancos, más resistentes o que resisten la decoloración, una gota de lejía eliminará las huellas más rebeldes.
Bajar la temperatura
Aquí, menos es, a menudo, mejor. Si durante mucho se recomendó el lavado a 60° para que la ropa blanca de algodón brille, un simple lavado a 40° es suficiente para la ropa de todos los días. Conservará las fibras más delicadas, de las que se puede abusar a altas temperaturas.
Un neceser que retiene las micro-partículas de la ropa
Para los ciclos de lavadora más responsables, lava la ropa en una bolsa especial de lavado, que minimiza la fuga de microfibras de la ropa sintética que contamina los océanos, como GUPPYFRIEND. Como bonus, también reduce la fricción del tambor y, por lo tanto, retrasa el pilling de las telas, alargando así la vida de la ropa.
Percarbonato de sodio, para restaurar la luminosidad
Con el tiempo, el blanco tiende a desvanecerse y tiende al amarillo o al gris. Para devolverle todo su brillo, dale a tu ropa blanca un buen baño de percarbonato de sodio. Un producto natural y biodegradable, que se encuentra en las tiendas de abarrotes orgánicos. La receta ? Diluimos dos cucharadas grandes de polvo en una palangana de 5 litros de agua muy caliente, y dejamos empapar nuestro paño blanco, durante un máximo de 6 horas. Un resultado brillante garantizado.
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